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Cerámica de Guangualí

En el extremo sur de la Región de Coquimbo, en una localidad llamada Guangualí, un pequeño grupo de artesanas autodidactas desarrolla un tipo de cerámica gres de estética única. Todo empezó a fines de los años noventa, como resultado de la búsqueda de las mujeres de la zona por crear un oficio propio y identidad local: una artesanía innovativa en la que plasman los paisajes que las rodean y los seres vivos que las acompañan en sus quehaceres diarios. 

Tal y como lo dice su nombre, del francés gres, que significa duro, si algo caracteriza a estas piezas es su masa cerámica: una mezcla de arcilla arenosa y poco refractaria, extremadamente vitrificada y resistente, que las mujeres guangualinas crean a mano o con la ayuda de moldes previamente elaborados. 

Cuando el moldeado está listo, las piezas se dejan “airear” hasta que estén completamente secas, más tiempo en invierno y menos en verano. Solo entonces, las artesanas dejan de lado cualquier tarea que estén haciendo y se encaminan al taller que comparten, donde dedican su atención a la etapa más compleja del proceso: la cocción, que consiste en dos quemas. Primero, a 980 grados Celsius, un poco más o un poco menos, durante un día completo. Y luego, una vez frías y esmaltadas las piezas, una nueva cocción a 1240 grados, esta vez durante un día y medio, hasta que los minerales contenidos en los esmaltes se impregnen en la pieza. Todo depende del clima, dicen sus cultoras, y, por ejemplo, una pieza puede tardar hasta una semana en secarse en el invierno.

Cuando el moldeado está listo y las piezas están secas, las artesanas dejan de lado cualquier tarea que estén haciendo y se encaminan al taller que comparten, donde dedican su atención plena a la parte más compleja del proceso: la cocción.

Finalizado el proceso de cocción, el resultado es una pieza completamente vitrificada, no porosa e impermeable, totalmente cohesionada, en una infinidad de texturas y tonalidades verde azuladas y, en menor medida, amarillas, de brillo inigualable. Sin contar la obtención y preparación del material, desde que planifican las piezas hasta su cocción final las artesanas invierten alrededor de 24 horas.

Con el paso de los años, las artesanas han logrado afinar cada vez más su técnica. En 2001 se capacitaron en modelado en el Bodegón Cultural de Los Vilos, y más tarde aprendieron todo sobre los esmaltes que hoy definen su sello, inspirado en el paisaje cultural de Guangualí: de fiestas típicas y celebraciones populares, como el rodeo, las trillas y la peregrinación de la virgen de Palo Colorado, que recorre todos los rincones del valle. De allí surge el amarillo como color distintivo y la figura de la cabra como un ícono representativo de ese apacible territorio, que las artesanas comercializan en su taller y a través de Artesanías de Chile.

Retrato: 
María Teresa Morales, artesana de Guangualí. 

Fuentes bibliográficas
Para la elaboración de este contenido fueron consultadas publicaciones de la organización Oficios varios, dedicada a la investigación y difusión de los oficios.

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Tipo de producto +

Color de la pieza +

  • 17 Amarillo
  • 25 Azul
  • 23 Beige
  • 155 Blanco
  • 298 Café
  • 102 Gris
  • 1 Marrón
  • 22 Morado
  • 150 Multicolor
  • 9 Naranjo
  • 67 Negro
  • 28 Plata
  • 50 Rojo
  • 20 Rosado
  • 29 Verde
  • 1 Api
  • 1 Caramelo
  • 6 Celeste
  • 1 Lila
  • 1 Narajnajo
  • 1 Turquesa

Material de la pieza +

  • 111 Cerámica
  • 35 Fibra animal
  • 11 Lana
  • 114 Madera
  • 51 Plata
  • 39 Tela
  • 1 Alpaca
  • 1 Cacho buey
  • 11 Cuero
  • 116 Fibra de alpaca
  • 120 Fibra vegetal
  • 320 Lana de oveja
  • 3 Metales
  • 3 Piedra
  • 13 Yeso
  

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