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Revista Digital

VIVE LA ARTESANÍA

Juan Painecura – De símbolos se hace el rütrafe

Juan Painecura Antinao (70) lleva medio siglo estudiando la historia y la cosmovisión del pueblo Mapuche. Desde entonces, asegura, la mayoría de sus días han transcurrido con los pies puestos en el pasado, recuperando a través de la tradición oral un conocimiento ancestral que no reside ni en la academia ni en las bibliotecas, sino en las personas: familias y comunidades que preservan solo en su memoria fundamentos filosóficos y espirituales, a partir de los cuales da vida a piezas de plata.

Por Antonia Cordero Rodríguez.
Fotografía: Archivo Artesanías de Chile. 

En el inicio de los tiempos, cuenta Juan Painecura Antinao (70), el universo estaba sumido en la anarquía. Millones de años atrás las estrellas chocaban unas con otras y las constelaciones desaparecían en grandes colisiones. Todo allá arriba era un completo caos hasta que el mapun, una gran energía cósmica, puso orden en base a tres conceptos: el equilibrio, el complemento y la reciprocidad.

Esta gran energía cósmica, continúa explicando Juan, tenía un carácter doble y dual que le permitía crear vida. Por un lado estaba su dualidad energética, conformada por un positivo y un negativo, y por otro una dualidad sexual; el femenino, el primer sexo y el más importante aclara Juan, y el masculino, como complemento de este. 

Las piezas tradicionales de platería mapuche han contado esta historia por siglos, pero solo algunos ojos expertos -como los de Juan- logran leerla e interpretarla en sus formas y marcaciones. 

Si pudieras definir un punto de partida, ¿cómo fuiste aproximándote al trabajo en metales?
Yo nací en Santiago, pero a los 18 años me fui al sur a estudiar Química, en la sede de Temuco de la Universidad de Chile. En eso estaba, aprendiendo de los metales desde su carácter más básico, cuando vinieron los años convulsos, después del 73, y tuve que dejar mi carrera. Por necesidad empecé a conocer cada vez un poco más de la platería. Descubrí rápidamente que tenía muy buena motricidad fina y una memoria fotográfica tremenda. Miraba un par de chaway (aro tradicional que se entrega a la niña mapuche cuando transita hacia la adolescencia) y los podía reproducir sin haber pasado nunca por un curso de orfebrería, solo por ensayo y error. De la moneda de níquel pase a la alpaca y de la alpaca a la plata. Por mi formación en química conocía las características de los metales y sabía cómo darle nuevas formas a la plata, pero al poco tiempo me di cuenta de que algo me faltaba: no sabía los fundamentos de la platería mapuche. Ahí decidí adentrarme en su historia, su filosofía y su economía, y en las diferencias que había entre una y otra identidad territorial. 

¿Cómo fue forjándose ese camino, desde ese interés inicial por los metales hasta convertirte en rütrafe?
Hasta el día de hoy no he parado. Ha sido y es una investigación continua. Llevó más de 50 años recorriéndolo, así que prácticamente esta es la tesis de mi vida. En un principio pasé por varias bibliotecas, pero lo que encontré allí no me convencía, así que en algún punto regresé al origen, me fui a mi familia. Hablé con mi mamá, mi abuela y mis tías, y también con familiares no directos que me fueron entregando y compartiendo cada vez más información de este conocimiento ancestral que vivía en la comunidad. Así, poco a poco, me fui dando cuenta que, en general, el mundo Mapuche había perdido estos fundamentos filosóficos y espirituales. Yo quería que las joyas que yo desarrollara incorporaran esos saberes. En la medida que fui haciendo eso, mi trabajo comenzó a ser reconocido por su calidad, pero sobre todo por mantener los patrones antiguos con el conocimiento de lo que estaba haciendo.

En esa búsqueda por comprender la simbología que subyace en la platería mapuche, ¿cuáles fueron tus hallazgos más relevantes?
En primer lugar diría que el kultrunA fines de los años ochenta, como una forma de lucha, las mujeres mapuche empezaron a hacer un uso creciente de la vestimenta y de las joyas tradicionales. Los rütrafe, como artesanos de la plata, empezamos a producir joyas para ese movimiento identitario. Ahí nació la pregunta: ¿qué es lo que más nos representa culturalmente? La respuesta fue el kultrun. Entonces nació el kultrun hecho joya como para empezar a decir: yo soy mapuche, voy a pelear y me voy a quedar en mi tierra. Fue un acto político, donde el papel fundamental lo jugaron las mujeres. ¿Por dónde viene la vida? Por la mujer. ¿Por dónde se rescata la identidad de la cultura? Por la mujer.

Del mapudungun trari, atar, y kuc, atar a la muñeca, el trarikuc, por ejemplo, es una joya que da vueltas alrededor la muñeca. Hay distintos tipos, algunos inmensamente grandes, de hasta cuatro metros de largo, pero en términos conceptuales, representa un compromiso de carácter social, en el contexto matrimonial. Es una joya en sí misma, pero también un elemento que pone en compromiso a las dos partes.

Así, también, está la figura de un ave con dos cabezas, que se ve en la placa superior de un keltatuwe (adorno pectoral tradicional mapuche) que, en esencia, investigando y conversando con otros, desde la filosofía mapuche representa la dualidad que tienen los espíritus creadores de la vida.

Algunos dirían que actualmente el oficio se enfrenta a cierta crisis. Hay conocimientos que se han perdido y territorios mapuche donde difícilmente se encuentra la figura del rütrafe. ¿Qué te ocurre con eso?   
Es un tema tremendamente angustiante. Primero porque los rütrafe viejos ya no están practicando, salvo algunos porfiados como yo, que a los 70 años sigo perseverando en esto, transmitiendo el máximo de conocimientos que he alcanzado a acumular, pasándolo a las generaciones jóvenes. Les enseño que no pueden sacar un pedacito de una pieza y otro de otra y decir “hice una creación”. Eso no es ninguna creación. Lo que les digo es que tienen que adentrarse en el conocimiento para poder crear. Además, con mucho gusto he conversado con muchas rütrafe que se están dedicando al oficio y las aliento a que continúen.

¿Qué piensas de que haya mujeres plateras, considerando que la figura del rütrafe, tradicionalmente, recae en los hombres? 
Las mujeres son las que tienen el papel más importante dentro de las líneas generacionales familiares, entonces es un gusto que puedan hacer joyas, reproducirlas y vivir de ellas. Rütrafe es una palabra compuesta; rütra es objeto metálico y fe es la acción de pulir el metal, por lo tanto, rütrafe es quien da vida a los metales. Frente a ese concepto, no hay diferencia entre hombres y mujeres.

¿Cuál es tu postura frente al uso de piezas tradicionales en personas que no pertenecen ni se identifican como mapuche? 
No me molesta en lo más mínimo, sobre todo hoy, en el siglo XXI, donde todo es transversal. Cuando hay un mal uso de la simbología, eso violenta y transgrede, obviamente, pero creo que el uso en el contexto actual se puede ampliar. La joyería mapuche se tiene que adaptar al contexto porque si no nos adaptamos desaparecemos. Ahora, ¿adaptarnos significa dejar lo nuestro? No. Significa incorporar nuestra cultura en el contexto actual. Para ello se necesitan nuevas visiones. Nuevos y nuevas rütrafe que conozcan las herramientas y las tecnologías, pero por sobre todo que preserven los elementos distintivos que sustentan la platería mapuche: la historia ancestral de un pueblo y la historia particular de las familias que lo conforman. 

Marta Canío
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Color de la pieza +

  • 17 Amarillo
  • 25 Azul
  • 23 Beige
  • 155 Blanco
  • 298 Café
  • 102 Gris
  • 1 Marrón
  • 22 Morado
  • 150 Multicolor
  • 9 Naranjo
  • 67 Negro
  • 28 Plata
  • 50 Rojo
  • 20 Rosado
  • 29 Verde
  • 1 Api
  • 1 Caramelo
  • 6 Celeste
  • 1 Lila
  • 1 Narajnajo
  • 1 Turquesa

Material de la pieza +

  • 111 Cerámica
  • 35 Fibra animal
  • 11 Lana
  • 114 Madera
  • 51 Plata
  • 39 Tela
  • 1 Alpaca
  • 1 Cacho buey
  • 11 Cuero
  • 116 Fibra de alpaca
  • 120 Fibra vegetal
  • 320 Lana de oveja
  • 3 Metales
  • 3 Piedra
  • 13 Yeso
  

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