Despacho gratis en RM urbano por compras sobre $20.000

Menu
0 item Basket: $0
No hay productos en el carrito.

Revista Digital

VIVE LA ARTESANÍA

Nelly Alarcón y el tejido en equipo: “Mucho de lo que soy, lo absorbí de ellas”.

En los años setenta, los textiles de Nelly Alarcón (89) pusieron a Chiloé en el mapa internacional. Hechos con técnicas tradicionales del tejido chilote, sus creaciones se exhibieron en Estocolmo, Londres y París, donde incluso la invitaron a ser parte de un taller de alta costura. Pero ella dijo que no. No quería ser diseñadora en Europa, sino trabajar con las tejedoras de su Castro natal.

Entrevista: Carla Loayza Charad.
Texto: Almendra Arcaya Luco.
Fotografía: Carlo Montalbetti.

Por más que lo intenta, Nelly Alarcón (89) no logra precisar el momento en el que sus manos comenzaron a crear. “Las manualidades, el hacer cosas con cualquier material, ha sido algo de toda mi vida. ¿Cuándo empecé a hacer ropa? Primero para las muñecas, después para mí”, recuerda sentada en el patio de su casa en Cucao, 50 kilómetros al sureste de Castro, donde nació.   

Su padre era arquitecto, su abuelo, artesano en cuero. Sus abuelas, como todas las  mujeres chilotas, manejaban al dedillo el hilado del vellón de oveja. Con la lana que obtenían, tejían frazadas y alfombras para sus casas. Para ello utilizaban un telar tradicional del archipiélago, en el que consiguen sabanillas de unos setenta centímetros de ancho. 

La primera vez que Nelly Alarcón dejó Castro fue a los 16 años, y sólo para instalarse en la vecina Ancud y estudiar en la Escuela Normal. Allí aprendió de jardinería, cocina y electricidad. La asignatura que más disfrutaba era mueblería e identificó un don entre sus manos. Seis años después regresó a Castro titulada. Allí comenzó una carrera de once años como profesora rural del liceo politécnico. No dejaba de rondarle una pregunta: ¿cómo podía hacer para que las artesanas de Chiloé tuvieran más beneficios? Su primera aproximación a esa interrogante fue a más de mil kilómetros de allí, en Santiago, 1970.

Allí comenzó a darle más ritmo a la creación propia. Chales, abrigos y vestidos, inspirados en los paisajes que toda su vida vio en Chiloé. Textiles que llevaban cortes, costuras y bordados, como los que hacía su abuelo cuando trabajaba una montura de caballo. Primero los vendió en la feria de Santa Lucía y luego en el Parque Forestal. Sus creaciones aparecieron en la Revista Paula, abrió la boutique Ten-ten-vilú en Bellavista y participó de una exposición de ropa autóctona en el Museo de Bellas Artes. Todo eso, en menos de cinco años. 

¿De dónde nace el impulso de irse a la capital?
La vida unida al amor me llevó a vivir a Santiago, donde nacieron mis hijos. Trabajaba la madera, el cobre, pero siempre entre medio estaba el tejido chilote. Comencé a crear con las mismas sabanillas que hacen las tejedoras chilotas, pero de una manera diferente a cómo lo haría una diseñadora. Me da la impresión de que ellas parten pensando el dibujo en su mente, pero yo trabajo más con mi sensibilidad. Veo las telas y sus texturas, y me dan ganas de tomar las tijeras y hacer rápidamente algo. Simplemente transformar esa tela en una prenda. Ese es mi proceso. 

¿Cómo continúas creando desde ahí?
Cuando mis creaciones salieron en Revista Paula, muchas mujeres se acercaron a preguntarme si podían trabajar conmigo. Esa fue una sorpresa muy agradable y halagadora. Espontáneamente, se fue formando un equipo chiquitito. Siempre he trabajado con pocas personas, con las que siento que realmente vibran como yo con lo que hago, aunque no sean ellas las creadoras. El hecho de socializar y trabajar juntas era indudablemente un regalo. 

¿Has escuchado la palabra co-creación?
La he escuchado, pero no sé qué quieren decir con eso.

Crear con otros, no sola.

Crear con otras personas, trabajar en equipo, eso es más fácil de entender que co-creación. Ahora, trabajar en equipo es una cosa. Si tú tienes el don de la creatividad, lo puedes compartir, pero no puedes traspasar ese don a un equipo. Por lo tanto, tú puedes tener un equipo que te ayude a realizar lo que tú tienes en el corazón y en la mente. Trabajar en equipo es una cosa y crear es otra. 

No a París
En 1975, cinco años después de llegar a Santiago, con el apoyo de Revista Paula y la línea aérea SAS, Nelly Alarcón se fue de gira por Europa. En el mes y medio que estuvo allí, sus creaciones fueron parte de una feria de moda en Estocolmo, se exhibieron en Londres y recorrieron una pasarela en París, donde el diseñador italiano Pierre Cardin la invitó a ser parte de su taller. Ella dijo que no. 

¿Qué significó ese viaje para ti?
No lo decidí yo. Una vez más, la vida me llevó como una plumita en el viento. Yo siempre hago la diferencia entre el personaje en el que me transformaron y lo que soy. Ese personaje pareciera que es muy sociable y abierto. Abierta soy, pero para ciertas cosas. Ese viaje fue trascendental no para mí como persona, sino por el trabajo que estaba desarrollando. Tuve la oportunidad de quedarme, pero no quise. Tenía otro proyecto en mente y era en Chiloé. 

¿Qué conclusiones sacaste de esa gira a Europa?
Cuando me presentaron todos estos escenarios, quedé desilusionada del diseño. Un botón más arriba, un botón más abajo, pero todos iguales. Desde entonces siempre tuve la seguridad de que lo que yo hacía en ese momento era único. Y ahí estaba lo que siempre he peleado con los chilenos: no valoran lo que tienen. Hay que esperar el sí de afuera para que den el sí aquí. 

Cuando vuelves de la gira, regresas directo a Chiloé. ¿Cuál es el proyecto que llegas a desarrollar? 
Había mucha gente interesada en comprar, pero la ropa exclusiva tiene un precio que no pueden pagar todos y yo siempre fui muy prudente y respetuosa con eso. Volví a Chiloé para trabajar ropa sencilla. Una línea más barata, con un diseño que se puede repetir. Un pret a porter, que me carga esa palabra. Tuve que preguntar qué significaba. 

Después de exponer esos tejidos en Bruselas, el plan era exportarlos a Europa. Pero la vida no quiso que resultara. El primer envío, se extravió rumbo a Bélgica. Pero las tejedoras siguieron trayendo sabanillas. Todas las semanas hacíamos una cantidad de prendas que se nos iban en un par de horas cuando llegaba el crucero Skorpios. 

¿Cómo conociste a esas mujeres artesanas? 
Se produjo un gran movimiento entre personas. Un correo de las brujas. La mayoría eran dueñas de casa que vivían en el centro de la isla o en Achao, en la isla de Quinchao. A mí me gustaban sus telas y a ellas les gustaba lo que yo hacía con ellas. Nos gustamos como personas, como grupo humano. Algunas viven, otras ya no están, pero siempre me llega un mensaje.  

¿Qué tipo de mensaje?
Como que ellas educaron a sus hijos gracias al trabajo que me entregaban. Mi relación con ellas fue muy cercana, humana, sencilla, sin palabras de moda. Ellas me compartieron su sabiduría, su forma de vida, su filosofía, tan limpia y pura. Mucho de lo que soy es debido a lo que absorbí de ellas. 

En otras entrevistas has dicho que no te gusta la moda. Que tus prendas están pensadas para durar, para un vestir atemporal, porque es la identidad de un patrimonio textil. Por tanto, cada prenda preserva también un relato colectivo. ¿Qué representa para ti, como territorio, Chiloé?
Chiloé es la geografía. Más que Chiloé, el pueblo chilote, que es parte de mi vida. Nelly Alarcón es Chiloé, como cada uno de los chilotes que conforman parte de este cosmos. Cada uno es una arenita más que forma este territorio. 

¿Qué te pasa en Chile con la autenticidad?, ¿dirías que hay personas proponiendo algo autóctono, propio, único?
Yo pienso que sí. Lo que pasa es que siempre he estado tan metida en mi trabajo. No es por egoísmo ni por eso, es porque lo que hago y dónde lo hago, me fascina. 

Transformar. 
Sí, eso es lo que yo me siento, una transformadora. Es una palabra muy profunda, muy de la tierra, porque la vida es siempre una transformación. El diseño es intelectual, es aprendido. La creatividad es un don muy sensible. 

No hay productos en el carrito.

Tipo de producto +

Color de la pieza +

  • 17 Amarillo
  • 25 Azul
  • 23 Beige
  • 155 Blanco
  • 298 Café
  • 102 Gris
  • 1 Marrón
  • 22 Morado
  • 150 Multicolor
  • 9 Naranjo
  • 67 Negro
  • 28 Plata
  • 50 Rojo
  • 20 Rosado
  • 29 Verde
  • 1 Api
  • 1 Caramelo
  • 6 Celeste
  • 1 Lila
  • 1 Narajnajo
  • 1 Turquesa

Material de la pieza +

  • 111 Cerámica
  • 35 Fibra animal
  • 11 Lana
  • 114 Madera
  • 51 Plata
  • 39 Tela
  • 1 Alpaca
  • 1 Cacho buey
  • 11 Cuero
  • 116 Fibra de alpaca
  • 120 Fibra vegetal
  • 320 Lana de oveja
  • 3 Metales
  • 3 Piedra
  • 13 Yeso
  

Inicio
Shop
0 Carrito