Pareja a caballo de cerámica de Talagante

En la localidad de Talagante, las loceras preservan una tradición local que nació durante la Colonia, de la mano de las religiosas del convento de las Monjas Claras: el oficio de la cerámica policromada, transmitido de generación en generación, que retrata en pequeñas figuras a personajes propios de la cultura popular y religiosa de la zona. Para crear esta figura decorativa, que representa el tradicional paseo o traslado a caballo en las localidades rurales, las loceras trabajan con una mezcla de greda, agua y cola granulada. Con la habilidad de sus manos crean cada parte de la pieza para luego alisar la superficie untando sus dedos en un pocillo con agua. Después de dejarlas secando al sol, las echan a cocer en una cama de leña hasta que adquieren un color rojizo. Solo entonces, cuando la pieza esta fría, le añaden una capa de cola granulada -que le otorga mayor firmeza y brillo-, para luego pintarla, utilizando una paleta propia de colores vivos.