Pesebre de crin

Desde la llegada de los españoles, e influenciado por las órdenes franciscanas, en Chile la escena del nacimiento ha sido retratada ampliamente por la cultura popular. Para ello, establecidos a lo largo y ancho del territorio, hasta en los lugares más recónditos las maestras y maestros artesanos incorporan materias primas propias de su entorno, con las que retratan elementos comunes, pero cargados de identidad: una mujer tomando mate, un hombre vestido de poncho y chupalla, chanchos, vacas y cabras a su alrededor, todos dispuestos en un establo con forma de ramada. Al trío de figuras que componen la Virgen, San José y el niño se le reconoce como Nacimiento, mientras que el Pesebre se refiere a la escena que incluye, adicionalmente, a más personajes y animales, además de la pesebrera.

Este Pesebre fue hecho con crin; el pelo de la cola del caballo, más fino y maniobrable que el de la tuza, que las maestras artesanas de Rari, una pequeña localidad ubicada en la precordillera de la Región del Maule, aprenden a tejer desde niñas. Después de limpiar las fibras de su grasa natural, las agrupan de acuerdo a su grosor. Algunas fibras se utilizan tal cual, en su intenso y contrastante color natural, mientras que otras se tiñen con tintes químicos. Una vez listo el proceso de preparación de la fibra, las artesanas se aprontan a tejer a partir de una unidad básica; una circunferencia que se teje desde el centro hacia el exterior hasta finalizar cada parte de la pieza. Por su extraordinario trabajo en microcestería en crin, en el que suelen representar su entorno campesino, en 2015 la localidad de Rari fue reconocida por el World Craft Council como Ciudad Artesanal del Mundo.