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Revista Digital

VIVE LA ARTESANÍA

Luis Santibáñez, asistente de bodega: “Detrás de cada pieza está la esperanza por la estabilidad de una forma de vida”.

En homenaje a los padres que conforman nuestra red de artesanxs y equipo, invitamos a Luis Santibáñez Gajardo, asistente de bodega de nuestra fundación hace ocho años, a protagonizar la campaña del Día del Padre. En esta entrevista, reflexiona en torno a los cuidados que aplica cada día a las obras de artesanía que pasan por sus manos, y que fascinan a su hija.

Entrevista: Tanya Hirsch Medina.
Texto: Almendra Arcaya Luco. 
Fotografía: Lydia González Hernández.

“Todo lo que queremos merece cuidado y en la artesanía ocurre lo mismo. La artesanía es de una naturaleza delicada, por tanto hay que darle una atención especial”, reflexiona Luis Santibáñez Gajardo sentado en una de las bodegas de Fundación Artesanías de Chile en Recoleta. Hace ocho años Luis trabaja recibiendo compras que se hacen a artesanxs de todo el país, ordenándolas, protegiéndolas y luego entregándolas para ser distribuidas entre las diferentes tiendas de la fundación o enviadas a algún comprador de la tienda online.  

La relación de Luis con las artesanías comenzó hace más de tres décadas. Corría la recesión de los años ochenta cuando egresó de sus estudios en ventas. Casualmente se topó con una empresa que vendía este tipo de piezas: “En ese tiempo era mucha la gente que necesitaba una fuente de ingreso y se empezó a potenciar el elaborar cosas con las manos, como las arpilleras. Nos dimos cuenta de que en Chile había mucha riqueza en eso, muchas artesanas, artesanos… gente que tiene un amor por la arcilla, la madera, la piedra”, reflexiona sobre los inicios de su trayectoria. “Entré ahí porque me hizo sentir que nuestra labor podía ayudar a mucha gente que no tenía cómo mostrar lo que hacía. Potenciarlo económicamente, exportarlo, que lo viera el mundo”, reflexiona sobre los 27 años que trabajó ahí antes de llegar a la fundación. 

Después de tres décadas vinculado con la artesanía, ¿cómo te relacionas con estas piezas en el día a día?
En un sinfín de formas. La artesanía es una parte arraigada a mí a nivel personal, social y laboral. Me ha nutrido de muchos conocimientos, interacción con artesanos, realidades de diferentes segmentos a lo largo de todo Chile. El saber cómo y dónde se fabrica un producto, lo que implica cada artículo que llega a las manos de alguien, la reacción de las personas ante lo bonito que es: eso es gratificante. A veces me llegan las piezas en una caja hechiza, envueltas en un papel de diario, y cuando la desempaco aún puedo sentir el calor que llega de algún lugar del norte, el olor a leña seca que viene en algunos textiles de oveja del sur. Eso tiene otra esencia. Hay otra mística. 

¿Cuál es tu parte favorita de este trabajo?
Cuando veo que ese producto en el que una persona dedicó largo tiempo, se pudo vender bien. Hay una satisfacción personal por ese lado porque esa venta llevó a que se cubriera una necesidad de la persona que lo creó. También hay una especie de orgullo, porque detrás de una pieza hay familias que tienen la esperanza de que ese producto que se está vendiendo les va a traer estabilidad. Estabilidad económica, pero también estabilidad en su forma de vida, que tiene que ver con dedicarse a un oficio. Aquí no se venden solo piezas, sino también sueños. Más que vendedores, me gusta pensar que somos embajadores de los artesanos. 

Parte de tu trabajo es cuidar. En lo personal como padre, en lo laboral protegiendo, por ejemplo, que un textil no sea comido por las polillas. ¿Qué ha significado para ti ese ejercicio de cuidar? 
Ahí me he ido creando con el tiempo. He aprendido cómo tratar una pieza textil, por ejemplo. Que no esté al contacto de humedad o en lugares con polvo, que la pieza se mueva, que tenga alternancia, que no esté estancada. Yo creo que todo lo que es frágil, merece cuidado. Y todo lo que queremos, se cuida. En ese sentido es como lo mismo. Las artesanías son de una naturaleza más delicada. Requieren de una atención y un cuidado más especial, así como los hijos. 

¿Tienes alguna pieza favorita, a la que le tengas un cariño especial?
Yo creo que los morteros son bastante interesantes porque hay muchas formas diferentes. Hay unos bruñidos a mano, otros más rústicos, otros más elaborados. Las tablas de madera son bastante especiales también. Es como que la madera te habla. 

¿Por qué lo dices?
Porque cuando uno tiene una pieza de madera en las manos uno siente el olor, la veta de la madera, la textura. Hay todo un tema ahí, especialmente para al que le gusta la naturaleza, como a mí. 

¿Qué te hace sentir eso?
Igual ahí es contradictorio, porque de repente pienso bueno, este árbol fue cortado para crear una pieza, pero en el caso de la artesanía es una producción controlada. A veces es a partir de un árbol que se cortó naturalmente, que se empezó a secar la madera. En la artesanía no hay una producción masiva.  

¿Tienes piezas de artesanía en tu casa?
Sí, pero no tantas, porque al final se transforma como en un segundo trabajo. Una tabla, un pocillo, una bandeja, todo es como una prolongación de mi trabajo. Igualmente uso las piezas que tengo. Mi chal de alpaca, que es tibio, se siente rica en la piel, calentita. O por ejemplo las bandejas, que tengo de acrílico y de madera, porque la de acrílico nunca va a reemplazar a la de madera. 

¿Por qué debería alguien priorizar una de madera?
Porque la de madera es eterna, tiene una vida útil enorme, y porque también hay otro lazo que tiene que ver con su origen. Con que cada vez quedan menos artesanos, entonces eso también nos hace amar mucho más lo que hay. El legado o herencia de lo que se crea con las manos. 

De todas las piezas de artesanía que han pasado por tu cuidado, ¿hay alguna que le hayas regalado a tu hija?
Sí. Unos guantes, algunas pantuflas, una bufanda, un chal. Ella sufre con el frío, así que está fascinada con sus piezas.

¿Alguna vez has practicado algún oficio?
Creo que todos tenemos una veta artística, lo que pasa es que hay que desarrollarla, alimentarla. A mi me gusta pintar, escribir, más de alguna vez creé una vasija o un cántaro cuando estuve en el colegio. De grande no lo he hecho porque no me he dado el tiempo. 

¿Te gustaría?
Sí, yo creo que todo lo que se crea con las manos de alguna manera te da inspiración, te conecta, pero también te desconecta. Quizás cuando esté jubilado voy a desarrollar esa veta. 

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Color de la pieza +

  • 16 Amarillo
  • 25 Azul
  • 23 Beige
  • 153 Blanco
  • 289 Café
  • 101 Gris
  • 1 Marrón
  • 22 Morado
  • 150 Multicolor
  • 9 Naranjo
  • 66 Negro
  • 27 Plata
  • 43 Rojo
  • 18 Rosado
  • 28 Verde
  • 1 Api
  • 1 Caramelo
  • 5 Celeste
  • 1 Lila
  • 1 Narajnajo
  • 1 Turquesa

Material de la pieza +

  • 111 Cerámica
  • 35 Fibra animal
  • 11 Lana
  • 112 Madera
  • 49 Plata
  • 39 Tela
  • 1 Alpaca
  • 1 Cacho buey
  • 11 Cuero
  • 116 Fibra de alpaca
  • 119 Fibra vegetal
  • 319 Lana de oveja
  • 3 Metales
  • 3 Piedra
  • 13 Yeso
  

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