Despacho gratis en RM urbano por compras sobre $20.000

Menu
0 item Basket: $0
No hay productos en el carrito.

Revista Digital

VIVE LA ARTESANÍA

Mirta Mamani: “En Santiago nadie conocía a los aymara”

En la gruta del cerro Welen (Santa Lucía), el Centro de Exposición y Arte Indígena (CENWE) acoge a un grupo de artesanos y artesanas llegadas de lejanos parajes. Una de ellas es Mirta Mamani. Su técnica de tejido se mantiene desde hace al menos un milenio en el altiplano. Ella la prolonga hoy en el corazón de la capital.

Entrevista: Loreto Tagle Undurraga.
Texto: Antonia Cordero Rodríguez.
Fotografía: Lydia González Hernández y María del Carmen Oyarzún Illescas.
Realizador: Hisashi Tanida Becerra.

Su abuela le enseñó a tejer a los seis años, como era tradición en Cariquima. En la década de los 60, en ese pueblito de la comuna de Colchane, aprendió a hilar, a torcer, a tejer en telar de cintura, de estacas, de lisos y a palillos. Era parte de la rutina, que incluía también el pastoreo de llamas, la siembra y el cuidado de los cultivos familiares.

El camino que llevó a Mirta Mamani (64) a ser artesana empezó siglos antes de que ella naciera. Las técnicas de tejido que le enseñó su abuela en Cariquima, son herencia de la prolífica cultura Tiwanaku, que habitó Bolivia, Perú, el norte de Argentina y Chile entre los años 500 y 1.000 d.C.. Desde entonces, los camélidos —llamas y alpacas domesticadas— se esquilan cada dos años, para luego cortar y, según la calidad del pelo, seleccionar el vellón. Una vez clasificado, se limpia con las manos, eliminando restos de ramas y hojas, para luego tejer.

Pero ni esa herencia ni su dedicación al tejido se traducía en ingresos y Mirta tuvo que salir de Cariquima en búsqueda de nuevas oportunidades. Se fue a Iquique, donde encontró empleo como trabajadora de casa particular, hasta que se casó y decidió partir a Santiago. Llegó a la capital en 1982 con dos hijos y otro en camino. Se dedicó a ellos por completo y sólo cuando crecieron retomó el tejido. “En esos años, cuando la gente me hablaba de artesanía, yo decía: ‘qué es eso’. Yo solo sabía hilar y tejer”, cuenta la artesana aymara desde el Centro de Exposición de Arte Indígena del cerro Santa Lucía, donde vende sus piezas desde 2007. “Hoy me siento artesana, es lo que hago, es mi vida”, agrega.

¿Cómo fue tu infancia en Cariquima?
Cuando tenía seis años tuve que aprender a hilar y torcer. Desde entonces tejer y el trabajo con la lana han sido parte de mí. Mi abuela nos hacía competir con una prima que tenía mi edad. Nos preparaba un telar y nos ponía a tejer. La primera vez, mi prima ganó: terminó de tejer primero. “Bueno, nada que hacer”, pensé en ese momento, pero igual terminé la pieza. Entonces, la abuela nos llamó, vio los tejidos y dijo: “la Mirta es la ganadora”. ¡Había hecho mejor las terminaciones! Así aprendí que había que hacer bien las cosas. Cuando yo era niña y tejía, para mí no era arte, yo no entendía esa palabra. Era un trabajo habitual, de todos los días, como sembrar o cosechar. Con el tiempo aprendí lo que es el arte y la artesanía, y desde entonces tejo con más ganas

¿Cómo fue llegar a Santiago?
Costó al principio. Yo vine de las chacras, de pastorear a los llamos todos los días, de haberme ido a los 13 años a trabajar a Iquique. Terminé la pura básica y empecé a trabajar en casas particulares como empleada doméstica. No me fue posible retomar el tejido hasta que mis hijos crecieron. Cuando el año 95 se organizó y se formó este centro de exposición y trabajo de artesanos, recién entonces volví a tejer.

¿Había mucho desconocimiento sobre la vida en el norte de nuestro país?
Obvio. Nadie conocía mi pueblo. Fue difícil. Aquí en Santiago nadie conocía a los aymara. Recién en los años 90 Chile empezó a reconocer a las organizaciones de pueblos indígenas, pero antes de eso sólo se conocía al pueblo Mapuche. Por ejemplo, cuando mi hijo estaba estudiando en básica se ganó una beca indígena y yo estaba contenta, porque estaba bien mal la situación. Pero cuando fui a cobrar me dijeron: “¿De dónde es usted?¿del norte? Ah no, esto es solo para mapuches”. Y me lo dejaron sin beca. Después con el tiempo, gracias a Dios, se empezó a reconocer al pueblo Aymara. Pero al chileno le ha costado. Siempre nos preguntan si somos bolivianas o peruanas.

¿Cuándo retomaste el tejido?¿Qué recordaste cuando volviste a tejer?
Cuando se empezaron a organizar los pueblos indígenas, yo me sumé a las agrupaciones aymara. Ahí me di cuenta de que había olvidado muchas cosas, por ejemplo el hablar aymara. Lo empecé a retomar y a hacer con más fuerza las cosas que había aprendido en mi pueblo. En ese entonces aprendí también lo que es el arte y la artesanía. Al inicio no fue fácil, porque no había un lugar donde vender mis piezas. Tenía que buscar la forma. Se hacían ferias en el cerro Santa Lucía y ahí empecé a tejer más, hasta que pude entrar aquí al Centro de Exposición de Arte Indígena en 2007.

Cuéntanos un poco más de este Centro de Exposición y Arte Indígena Cerro Welen (CENWE)
La Conadi obtuvo su gestión en los años 90. Hizo una remodelación e invitó a organizaciones artesanas indígenas a vender sus piezas: aymara, rapa nui y mapuche. Yo intenté ingresar en esos años y me dijeron que no, porque no participaba de una organización artesana. Tuve que esperar hasta 2007, cuando se dio la posibilidad de entrar de manera individual. Ha sido difícil, pero hay que seguir adelante enseñando, mostrando lo que uno sabe hacer: hablando aymara y siendo artesana.

No hay productos en el carrito.

Tipo de producto +

Color de la pieza +

  • 16 Amarillo
  • 25 Azul
  • 23 Beige
  • 153 Blanco
  • 289 Café
  • 101 Gris
  • 1 Marrón
  • 22 Morado
  • 150 Multicolor
  • 9 Naranjo
  • 66 Negro
  • 27 Plata
  • 43 Rojo
  • 18 Rosado
  • 28 Verde
  • 1 Api
  • 1 Caramelo
  • 5 Celeste
  • 1 Lila
  • 1 Narajnajo
  • 1 Turquesa

Material de la pieza +

  • 111 Cerámica
  • 35 Fibra animal
  • 11 Lana
  • 112 Madera
  • 49 Plata
  • 39 Tela
  • 1 Alpaca
  • 1 Cacho buey
  • 11 Cuero
  • 116 Fibra de alpaca
  • 119 Fibra vegetal
  • 319 Lana de oveja
  • 3 Metales
  • 3 Piedra
  • 13 Yeso
  

Inicio
Shop
0 Carrito