Wallontu Witral es una agrupación de tejedoras mapuche de Nueva Imperial con gran experiencia. Tanto así que a sus integrantes se les considera düwekafe, es decir, maestras tejedoras. Once de ellas, en conjunto con fundación Artesanías de Chile, durante 2020 y 2021 desarrollaron la colección Metrül, una serie de 15 cojines, en tres tamaños diferentes, que conserva la identidad de la textilería costera tradicional de La Araucanía: el tejido en witral o telar vertical y un ñimin (dibujo) propio de su territorio, representado por una estrella, una flor o un rombo.
De textura pareja y grosor fino, otorgado por el uso de la lana de oveja, la paleta de colores de esta colección fue creada por las mismas artesanas considerando tintes vegetales de toda estación: una mezcla de barro y maqui para el negro, una mezcla de barro con trune -enredadera que sale a raz de suelo- para el gris, barba de hualle para el naranjo y cáscara de cebolla para el melocotón.
El resultado es una colección atemporal y de costuras simples, que permite separar, reunir y reubicar con facilidad las piezas cuantas veces se quiera.
¿Dónde está disponible? En las tiendas Artesanías de Chile ubicadas en Centro Cultural La Moneda, Casacostanera y en su tienda online.
Las mujeres detrás de esta colección
Como resultado de un trabajo conjunto entre Artesanías de Chile y el programa Proartesano, once artesanas de la agrupación Wallontu Witral desarrollaron la coelcción Metrül en colaboración con Artesanías de Chile: María Berta Coña Caniullan, Ana Luisa Montupil Acuipil, María Susana Caniullan Zúñiga, Ana Luisa Paillamil Antiqueo, María Gallardo Paillavil, María Puen Hueichao y Angélica del Carmen
Huenuvil Huaiquivil.
El proceso productivo
Para desarrollar cada una de las piezas de esta colección, las artesanas siguen diversos pasos donde ponen a prueba su maestría: el conocimiento de seleccionar la materia prima, luego de procesarla, teñirla, para finalmente tejer. Aquí, un resumen en cuatro pasos:
- Conseguir la lana: A diferencia de tiempos antiguos donde las artesanas conseguían la lana de su propio ganado, hoy deben viajar a Temuco para comprar la lana ya hilada a criadores que ya conocen. “Ellos manejan 15 o 20 grosores y nosotras elegimos los indicados para las piezas que queremos hacer”, explican las tejedoras.
- Lavar la lana: Para repeler insectos, la lana que compran las artesanas suele venir con químicos que deben quitar antes de tejer. También viene con impurezas -palitos, astillas- y la grasa propia de la oveja. Por eso, la lavan con detergente suave y luego, para blanquearla, en algunos casos la dejan remojando con un blanqueador industrial o recurren al método tradicional: dejarla una noche al sereno para que amanezca blanca.
- Vegetales para teñir: El paso siguiente es ir por los vegetales para la tintura. La recolección se hace en los árboles que hay en sus campos o en el de los vecinos. Una vez que se tiene suficiente vegetal, se hecha a hervir en una olla. Siempre es el doble: por un kilo de lana, dos de vegetal. Este se deja hervir por 45 min. Luego se retira el cocimiento y solo entonces se echa la lana, para que absorba el color. En los últimos 15 minutos se agrega el fijador y se apaga el fuego. Un paso importante es dejar reposar la lana en el agua hasta que se enfríe. El último paso es aplicar bálsamo para que quede suave.
- Secar, tejer, coser y planchar: Una vez teñido el hilado se deja secar a la sombra -en un cerco o bajo techo-, hasta que no deje agua. El paso siguiente es armar el telar según las dimensiones de cada cojín, calculando dónde van los dibujos. Una vez listo el tejido, se chequean las medidas, se planchan las piezas y se realizan las costuras, todo a mano.






