Canasto calado de manila

Desde tiempos inmemoriales los habitantes del Archipiélago de Chiloé han trabajado con distintas fibras vegetales, como quilineja, manila, junquillo y boqui negro, con las que tejen principalmente dos tipos de piezas: figuras decorativas que representan el universo mitológico de su territorio y cestos utilitarios que facilitan las labores diarias de recolección y almacenamiento.

Este canasto fue tejido con fibra vegetal de manila: una planta de mata introducida, de hojas largas y anchas de color verde oscuro, que artesanas y artesanos cesteros suelen cosechar durante el otoño, luego de dos o tres años de crecida, cuando está en su mejor punto para elaborar piezas cesteras. De acuerdo al grosor deseado, de cada hoja de manila se cortan o deshilachan varias hebras que luego dejan secar por hasta ocho días en el entretecho de sus casas, potenciando así su flexibilidad y maleabilidad. Utilizando la técnica del entramado o de aduja, solo entonces tejen; de inicio a fin a mano, primero el fondo y luego los costados.